XÀBIA
Un segundo terremoto de 1,9 grados dispara la alarma en el Cap de la Nau
Los vecinos de las urbanizaciones próximas percibieron una nueva explosión subterránea dos horas antes de producirse el temblor de tierra
A.P.F. L os vecinos de las urbanizaciones del Cap de la Nau de Xàbia no ganan para sustos. Ayer, a la 1,19 horas de la madrugada, percibieron una nueva explosión subterránea, pero más intensa que las últimas. Esta vez, sin embargo, no hay misterio. Esta sacudida sí fue un terremoto con epicentro en el mar, a unos quince kilómetros del Cap de la Nau. De nuevo, cundió la alarma entre numerosos residentes que llamaron a la Policía Local para advertir del temblor. Además, los vecinos dos horas antes del terremoto también notaron otra explosión, que no han captado los sismógrafos. Nada nuevo. Desde el pasado 1 de noviembre, cuando comenzaron esos extraños temblores que los residentes describen como «explosiones bajo tierra», se han contado una veintena. Entretanto, ocurrió el miércoles de la pasada semana otro terremoto, de 2,2 grados y con epicentro en el mar, frente a la costa de Benitatxell.
En cualquier caso, el seísmo de ayer da otra vez pábulo a la hipótesis de que esas explosiones tengan un origen sísmico. Y, ante la creciente inquietud de los vecinos del Cap de la Nau, el ayuntamiento y los científicos ya han tomado las primeras medidas para resolver el misterio.
De hecho, en la mañana de ayer, el responsable de adquisición de datos de la Unidad de Registro Sísmico de la Universidad de Alicante, Pedro Jáuregui, y el becario de este departamento, Juan Luis Soler, instalaron un sensor sísmico en la caseta de un depósito de agua municipal de la urbanización Balcón al Ma.
Jáuregui explicó que es normal que los vecinos asocien las explosiones subterráneas con los terremotos. «Las han notado antes y después del seísmo y es lógico que piensen que hay relación. Ahora, a través de los registros, comprobaremos si se trata de eventos sísmicos o no». Este experto indicó que ese sensor sísmico capta temblores que tengan un origen natural o artificial. En el Cap de la Nau, la Policía Local y la Guardia Civil han realizado inspecciones y descartan que se estén efectuando voladuras para un desmonte o prospecciones en el litoral. De ahí que sea la hipótesis de una causa natural la que cobre fuerza. Jáuregui habló de que una señal sísmica puede proceder de «la ruptura de lienzos de corteza terrestre por el contacto de placas tectónicas» y también de «desplomes de laderas o colapso de cavidades».
El 14 de octubre, dos días después de las lluvias torrenciales y la riada, ocurrió un terremoto de 2,2 grados en la escala de Richter y epicentro en Gata de Gorgos. Lo percibieron vecinos de Calpe y Benissa. El 7 de noviembre se registró otro temblor de tierra de 2,2 grados y epicentro en el mar, frente a la costa del Poble Nou de Benitatxell. Lo notaron con intensidad en las urbanizaciones de Cap de la Nau de Xàbia. Sin embargo, desde el 1 de noviembre, los vecinos de la zona perciben explosiones subterráneas no detectadas por los sismógrafos. También el 10 de noviembre ocurrió otro terremoto de 2,2 grados con epicentro en La Vila.