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Blanca Navidad: ¿Mito o realidad?21.11.2014 | 04:15 ANTONI RUBIO Con la Navidad a la vuelta de la esquina, uno de los tópicos más repetidos es el de la «blanca Navidad». El fenómeno meteorológico de la nieve a menudo aparece en películas navideñas, villancicos, pinturas e incluso hasta en anuncios navideños como el de la lotería de Navidad. Pero ¿se corresponde a un fenómeno típico de nuestras tierras, se trata de una tradición exportada fruto de la globalización o, debido al cambio climático, ya no nieva en Navidad tanto como antes?
Si echamos un vistazo a las estadísticas, cuya memoria histórica es bastante más inquebrantable que la de nuestros mayores, la realidad viene a decirnos que, por ejemplo, en la ciudad de Valencia no ha nevado desde enero de 1960. Pero puede que el efecto isla de calor, típico de los grandes núcleos urbanos, desvirtúe este dato. Por ello hemos consultado la serie climática de Alzira; una ciudad mucho más pequeña y también de altura muy cercana al nivel del mar, encontrando únicamente siete episodios de nevada desde 1956 y ninguno de ellos en diciembre. Una parte muy importante de la población de la C. Valenciana vive por debajo de los 300 metros de altitud sobre el nivel del mar, razón por la que los datos de Alzira pueden ser, a grandes rasgos, extrapolables a buena parte de las grandes ciudades de nuestro territorio. Se puede decir, sin ningún reparo, que la nieve a cotas bajas es un fenómeno extremadamente insólito, no solo en Navidad, sino que incluso en todo el invierno. Así pues, ya podemos comenzar a hacernos una idea de que el tópico de la «blanca Navidad», o bien viene exportado, con lo que sería un mito, o bien, a causa del cambio climático, hemos dejado de tener nevadas en época navideña.
Para que se pueda ver una nevada, las condiciones meteorológicas que se tendrían que dar deberían hacer coincidir una entrada fría con una advección de humedad procedente del Mediterráneo. Hacer coincidir ambas, por simple física y dinámica meteorológica, es muy difícil en nuestra ubicación. Porque, por una parte, tenemos que el aire cuanto más frío tiene menor capacidad de retener humedad y, por otra, aún más importante, que en nuestras latitudes el viento húmedo y frío solo puede venir desde el este o noreste y el mar Mediterráneo no alcanza su temperatura más baja hasta finales de enero y febrero, con lo que se necesita que la entrada fría sea aún más importante si queremos nieve en Navidad. Pero, por si esto no fuera poco, en nuestras latitudes el viento más común es el poniente, cuyas características más comunes son las opuestas a las requeridas por una nevada. Además, la lejanía de la masa fría en origen requiere un largo periodo de tiempo sin ponientes empujando de nuevo el aire frío hacia Asia. En definitiva, si quieren ver nieve en Navidad muchos de ustedes tendrán que viajar unos cuantos kilómetros.
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Blanca Navidad: ¿Mito o realidad? (2)29.11.2014 | 04:15 ANTONI RUBIO La semana pasada sacamos la conclusión de que el fenómeno meteorológico de la nieve es realmente complicado de ver en nuestras tierras, no solo en navidad, sino incluso en el resto del invierno. También explicamos las razones meteorológicas, dando a entender que la blanca navidad se trata de un mito; debido a los exiguos registros de nevadas que han recogido los observadores meteorológicos desde hace décadas. Así pues, hoy nos enfrentamos al reto de descubrir la procedencia del mito y el posible papel del cambio climático antropogénico en este fenómeno.
Vivimos en una sociedad globalizada, donde es más fácil conocer las noticias del día de cualquier país en nuestras antípodas, que conocer los problemas de cualquier índole que pueda tener nuestro vecino de al lado. Este mismo fenómeno social implica que el meteoro de la nieve, como acompañante inequívoco de la Navidad, llegue también hasta nuestras tierras; aunque solo sea siempre, obviamente, a través de las campañas comerciales y tradiciones llegadas fruto de la globalización. Pero, ¿es realmente un error común en la mayoría de países desarrollados asociar navidad con nieve? Pues en realidad no lo es tanto, de hecho lo más probable es que, dentro de los países desarrollados, aquí en las costas del Mediterráneo Occidental estemos ubicados justo en el lugar menos propicio del hemisferio norte para ver nieve, junto tal vez con el sur de California en los EEUU. Las razones las encontramos en las corrientes oceánicas y en la circulación general atmosférica. Por una parte tenemos en el Océano Atlántico la corriente del golfo, transportando calor desde el ecuador hasta nuestras latitudes y por otra la circulación de vientos de poniente, haciéndonos llegar aires más templados al sobrevolar durante miles de kilómetros estas aguas. Respecto al cambio climático y su influencia en la nieve a cotas bajas, ya se vio en el anterior comentario que la frecuencia de nevadas en nuestra zona es más bien escasa, con lo que resulta muy complicado de comprobar cualquier tipo de señal climática al respecto.
Por tanto, podemos decir sin temor alguno a equivocarnos, que la blanca navidad para la mayor parte de los que puedan leer estas palabras es un mito solo salvable subiendo a los sistemas montañosos más cercanos. Y es que la suavidad de nuestros inviernos es una característica bien peculiar de nuestro clima; siendo justo por esto por lo que la influencia concreta del cambio climático en este fenómeno resulta bien complicada de dilucidar, aunque pese a todo parece bastante claro que no es un factor a favor de una mayor frecuencia de nevadas a cotas bajas.
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Estos Reyes regálate meteorología y descubre Avamet06.01.2015 | 04:15 ANTONI RUBIO El próximo sábado 10 de Enero en la Casa de la Cultura de Alzira se celebrará la 3ª asamblea general ordinaria de nuestra asociación, y nos gustaría invitar a todas aquellas personas que se consideren aficionadas a la meteorología a que se acerquen a conocernos a lo largo de la mañana y que se contagien de nuestra ilusión por el proyecto AVAMET.
Ya hace cuatro años que un grupo de entusiastas aficionados a la meteorología dimos los primeros pasos para convertirnos en algo más que un conjunto disperso de gente con intereses comunes y aunar esfuerzos para conseguir que el mundillo de la meteorología sea día a día un poco mejor, tanto para los aficionados como para el público en general. Actualmente somos 81 socios colaborando, de una u otra forma, en los diferentes proyectos que llevamos a cabo. Es la propia fuerza de ser un gran grupo la que nos ha permitido empezar a conformar con nuestros propios recursos una red de 9 estaciones meteorológicas disponibles para el público en general, que se pueden seguir a tiempo real en nuestra página Web todos los días del año. Nuestra colaboración con ayuntamientos también ha ayudado a divulgar el nombre de pequeñas poblaciones rurales al gran público. Así por ejemplo, en 2012, pocos meses después de haber instalado nuestra primera estación en la Vall d'Ebo, recogimos datos de precipitación que llevaron a los espacios meteorológicos nacionales el nombre de esta pequeña localidad de menos de 300 habitantes. Así mismo nuestros acuerdos de colaboración también se extienden a organismos públicos i/o docentes, con los cuales estamos siempre dispuestos a colaborar dentro de nuestras posibilidades. Sirva como ejemplo el convenio recientemente firmado con la Agència Valenciana de Turisme, por el que AVAMET nos encargaremos de velar por el buen funcionamiento y corrección de los datos de sus estaciones meteorológicas; a cambio de poder disponer para nuestros proyectos de dichos datos. Con otros organismos como IVIA también estamos en contacto con proyectos de similares características.
En la próxima asamblea se analizará la evolución de la asociación durante el año pasado y se pondrán encima de la mesa nuevos proyectos ilusionantes para toda la comunidad de aficionados a la meteorología. Por ejemplo, suena con fuerza el paraje de Sant Joan de Penyagolosa para ubicar la décima estación propia de nuestra red. Pero habrá mucho más, dado que también se explicarán los avances de un nuevo proyecto desarrollado para dar un uso automático de vigilancia y alerta temprana de incidencias de meteorología adversa, a las más de 70 estaciones que conforman el la actualidad la suma de estaciones propias y de asociados. Así pues, regálate meteorología a ti y a los tuyos, conócenos y participa en el proyecto de AVAMET.
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Balance asamblea anual de AVAMET14.01.2015 | 04:15 ANTONI RUBIO El pasado sábado, cerca de la mitad de los 82 miembros que componemos actualmente la Asociación Valenciana de Aficionados a la Meteorología nos reunimos en la Casa de la Cultura de Alzira, para hacer balance de lo que había sido el año en 2014, exponer y planificar también los proyectos para el nuevo curso de 2015. Además se observó la afluencia de aficionados no asociados que acudieron también a la sesión, a los cuales esperamos haber transmitido nuestra ilusión por el proyecto de AVAMET.
Durante la asamblea nuestro tesorero, Daniel Millán, explicó el resultado económico de 2014, con superávit gracias a no haber superado el presupuesto estimado para el conjunto las partidas existentes: compra y montaje de estaciones meteorológicas, concursos y eventos, mantenimientos varios, etc. De hecho, el presupuesto para el presente año se ha incrementado en cerca de un 40% respecto al año pasado, a consecuencia de haber aumentado durante 2014 de 55 a 81 socios y de las cuentas saneadas del ejercicio anterior. La asamblea continuó con un resumen en fotos de los numerosos eventos que AVAMET organizó o colaboró a lo largo del año pasado: montaje de estaciones –empezamos el año con dos estaciones propias de la asociación y lo acabamos con nueve-, encuentros de aficionados, jornadas de divulgación meteorológica, representación en charlas y seminarios de organismos oficiales. Seguimos con un balance de los proyectos planificados para 2014, recalcando aquellos que quedaron pendientes, como la incorporación de modelos meteorológicos en nuestra página Web o la restauración e instalación de un pluviógrafo en uno de los puntos de más lluvia de la comunidad, en la comarca de la Safor. Nuestros objetivos para 2015 pasan por seguir creciendo en número de estaciones meteorológicas, buscando lugares emblemáticos de nuestra comunidad. También queremos que nuestra red de estaciones propias y de los socios "MXO" sea un referente, no solo para los aficionados, sino también para el público en general, con avisos a tiempo real de cuando se superan umbrales de riesgo en fenómenos meteorológicos, como la lluvia, el viento o las temperaturas. Además, esperamos potenciar nuestro concurso de predicción meteorológica, AVAPRED, automatizando su funcionamiento en nuestra Web y también afianzar la colaboración con organismos oficiales con los que estamos en contacto, como IVIA y la ´Agència Valenciana de Turisme´. Crear nuevos lazos de colaboración con entidades relacionadas con la meteorología mediante convenios también tendrá un papel muy importante en este año que entramos.
En resumidas cuentas, el mayor patrimonio de AVAMET no son ni las nueve estaciones propias que posee, ni el presupuesto con el que contamos este año. Lo que mayor fuerza nos da como asociación, nuestro verdadero motor, es la colaboración desinteresada de todos y cada uno de nuestros socios, que aportan su esfuerzo de una u otra forma, cada uno dentro de sus posibilidades, para que este proyecto que lucha para que el sector de la meteorología sobreviva a los tiempos de crisis sea cada vez más y más grande. No me gustaría cerrar este comentario sin dar las gracias al que ha sido nuestro presidente en el primer ejercicio de 4 años de la asociación, Jesús Martí, uno de los principales impulsores del nacimiento de la asociación; ni tampoco sin darle la bienvenida a Toni Martínez, el nuevo presidente.
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La pequeña guerra de los cambios de tiempo22.01.2015 | 04:15 ANTONI RUBIO Tenía pensando a la largo de la semana en como retomar el pulso a los comentarios, una vez pasada la algarabía del cambio de año; con los distintos acontecimientos y buenas nuevas, que nos han venido llegando las últimas semanas desde la Asociación Valenciana de Aficionados a la Meteorología. La idea inicial, era continuar con la saga de artículos sobre la influencia de la meteorología y la climatología en la historia de la humanidad, ya con las grandes guerras del siglo pasado, pero la actualidad manda, y si usted es aficionado a la meteorología estoy seguro que le habrá hervido la sangre e incrementado su belicosidad, aunque a pequeña escala, al escuchar comentarios despectivos y apesadumbrados sobre el reciente cambio de tiempo que hemos tenido. No se preocupe, es normal, nos ocurre a todos, se trata de la pequeña guerra de los cambios de tiempo.
Excepto a los que nos gusta la meteorología, al resto de los mortales no le gusta los cambios de tiempo, aducen que son incómodos, que no permiten desarrollar su rutina con normalidad, que tienen más propensión para caer enfermos, que los días grises la falta de luz los vuelve tristes y melancólicos. De la otra parte estamos los que nos gusta la meteorología, que sabemos de antemano que la batalla de hacer entender al gran público de la necesidad e interés de los cambios de tiempo está perdida, pero que no nos resignamos a dejar de hacer oír nuestros argumentos. Lo crea o no el gran público, la lluvia y los fríos, en su justa medida, son cambios de tiempo que han sido y son estrictamente necesarios para el devenir equilibrado de nuestra sociedad. Para hacerme entender rápidamente, sin estos cambios de tiempo propios de nuestras latitudes, con un tiempo eternamente seco, soleado, templado o caluroso no se podría vivir donde estamos, ya que en pocos años nuestra porción de territorio formaría parte del cercano desierto del Sahara. Puede parecer ciencia ficción o una exageración por mi parte, debido a mi subjetividad como aficionado a la meteorología y por tanto a los cambios de tiempo, pero la vegetación en el SE de la península Ibérica, cuya adaptación a la sequía y el calor tiene un límite, camina todos los años sobre el alambre para no perder posiciones frente a la erosión y el proceso de desertización que avanza de sur a norte en esta región de la Península Ibérica.
Si como mucha gente desea cesaran los cambios de tiempo y ya no lloviera nunca más, los problemas de la desertización se harían notar en muy pocos años en nuestro día a día. Las plantas, principal baluarte defensor contra el avance del desierto, se secarían a los pocos meses „más rápido si cabe dada la actual sequía que ya venimos padeciendo„ , sin la vegetación sosteniendo el suelo, el aire se llenaría de polvo hasta con una ligera brisa y se haría irrespirable. Y un día no muy lejano el chorro mágico de agua que sale de nuestras fuentes en casa dejaría de brotar, ya que lo crean o no, es agua de lluvia lo que los alimenta. La próxima vez que lamenten la aparición de la lluvia recuerden esta pequeña guerra que venimos librando contra la desertización y sean un poco más felices.