La radiación solar cae a mínimos históricos y enfría el Mediterráneo por debajo del nivel normal.
La temperatura del agua está entre uno y dos grados más baja de lo habitual durante el mes de junio
VICENTE AUPÍ Las aguas del Mediterráneo occidental están más frías de lo normal, aproximadamente entre uno y dos grados por debajo de lo que corresponde a principios del mes de junio. La causa es clara: las atípicas condiciones atmosféricas de esta primavera, tanto por las abundantes lluvias registradas como por los bajos índices de radiación solar, que han caído a mínimos históricos.
Efectivamente, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la insolación registrada el pasado mes de mayo en el observatorio de Valencia fue la más baja que se ha registrado en los últimos 37 años.
En todo el mes sólo hubo un total de 180,2 horas de sol, algo realmente espectacular, ya que el promedio normal para este mes es de 256 horas. Esta media hace que mayo sea, en condiciones normales, el cuarto mes más soleado, después de julio, agosto y junio. En ello interviene no sólo el dominio habitual del tiempo soleado, sino también el mayor balance de insolación derivado de la mayor duración del día. Sin embargo, las 180 horas de sol que hubo el pasado mes suponen un valor más propio de un mes invernal como febrero.
Muchos días cubiertos
Los datos de la Aemet confirman que esta primavera está siendo una de las que mayor número de días cubiertos o nubosos ha registrado en toda el área mediterránea, ya que los datos de Valencia no son un caso específico, sino que ilustran lo sucedido tanto en el conjunto de la Comunidad Valenciana como de otras comunidades mediterráneas.
El escaso balance de insolación tiene su precedente más cercano en 1971. Estas condiciones han impedido que el mar se caliente con normalidad, de forma que la pasada semana la temperatura del agua se movía en torno a los 19,5 grados en las boyas medidoras de Valencia y de las islas Columbretes.
Aunque las condiciones que se den el próximo verano dependerán de la evolución de la situación atmosférica, hay un dato comparativo más que notable: a principios de junio de 2003, cuando se gestaba el verano más cálido que se ha conocido, la temperatura del mar era de 22,4 grados, es decir, casi 3 grados superior a la actual. Es un dato importante, porque de la temperatura del mar depende la del aire que envuelve las ciudades costeras mediterráneas.
(Noticia al periodic.)
